sábado, 10 de septiembre de 2011

VARGAS LLOSA, LUIS BEDOYA Y BELAUNDE TERRY SE SALVARON DE MORIR EN TRUJILLO


Lo que ahora se observa en la política como algo llamativo en los partidos políticos, alianzas o movimientos, en el pasado sólo era exclusividad y costumbre del Apra. Nos estamos refiriendo a iniciar las campañas políticas presidenciales: en Trujillo.
En 1988 luego de casi un año de negociaciones entre el Movimiento Libertad, Acción Popular y el Partido Popular Cristiano, que constituyeron el Frente Democrático [Fredemo], Fernando Belaúnde, líder de Acción Popular, tan tirado siempre a los gestos, sugirió que la declaración de principios del Fredemo, sea firmada en la cuna y bastión aprista, o sea, la ciudad de Trujillo, lugar de nacimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre.
La idea era llamativa, por lo que fue aceptada por Luis Bedoya Reyes [PPC] y Mario Vargas Llosa [Movimiento Libertad], llevándose a cabo el 29 de octubre de 1988, luego de hacer mítines por separado en el norte del país.
A pesar de que la manifestación fue un éxito, pues la gente que acudió cubrió gran parte de la plaza de Armas de Trujillo, las pugnas entre los militantes del PPC, Acción Popular y Movimiento Libertad brotaban a flor de piel.
Previamente, el acto de la firma de la declaración de principios del Movimiento Libertad, se iba a llevar en el salón principal de la cooperativa Santo Domingo de Guzmán [hoy Centro de Convenciones Los Corregidores].
De los tres líderes de la alianza política, era Luis Bedoya Reyes el que se caracterizaba por su impuntualidad; al revés, Fernando Belaunde Terry era estricto con la hora.
Todo estaba dispuesto para ocupar la amplia mesa en la que los políticos estamparían su firma en la declaración; pero, no podían tomar asiento porque Luis Bedoya Reyes no llegaba a la cita, se había embromado recorriendo en caravana las calles de Trujillo.
En eso, justo en el lugar en que iban a tomar asiento Bedoya, Belaunde y Vargas Llosa, una pesada mampara de metal se desplomó sobre la mesa que debían ocupar los políticos, casi destrozando la mesa.
Vargas Llosa, en medio del estupor de los asistentes, bromeó con Belaunde, quien estaba irritado por la tardanza de Bedoya, diciéndole: “Ya ve, la impuntualidad del Tucán tiene su lado positivo: nos ha salvado las cabezas”.
Aunque, se podría argumentar que este acto fue una señal de mal agüero, los aliados de la alianza pusieron todo de su parte para que esta primera presentación en público sea discordante y se note que no había un espíritu fraternal entre ellos.
Se supo que el acuerdo entre los integrantes de la alianza era unificar las barras, pero ante la mención de cada uno de los líderes, los pepecistas, libertarios y acciopopulistas coreaban sus consignas aisladamente, para mostrar que eran unos más fuertes que otros.
Por la noche, cuando acabó el mitin, populistas, pepecistas y libertarios, se separaron para celebrar, cada uno, su propio mitin en su local partidario. El único que no tenía local partidarios era el Movimiento Libertad, por lo que festejaron el acontecimiento en la calle. Aún se recuerda a Mario Vargas Llosa, subido en una camioneta abierta, a la altura del ahora Cine Planet del Jr. Orbegoso, arengando a sus partidarios y lanzando soluciones para salir de la crisis desesperante que por esos años sufría el país, por el mal gobierno aprista.
Ergo: de manera que se podría decir, volviendo a nuestro días, que no todas las alianzas suman, hay algunas que restan. Lo que nació mal en el Fredemo, terminó como ya todos sabemos, perdiendo ante un “chinito” desconocido en la política.

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